Debí empezar hace tres años, como siempre llego tarde.
Si pudiera presentarme en cueros lo haría,
que es sin duda la mejor manera de conocerse, en la cama y en el alma; no
siempre se puede eso sí, también se puede en la ventana del auto cuando toca un
semáforo o cuando caminas por las calles atestadas de gente, conozco los ojos
con miedo, los ojos arribistas, las narices apuntadas al cielo, las migajas que
caen al suelo también las lágrimas, no puedo presentarme en pelotas pero si en
letras que es cómo lo mismo si lo piensas aunque ya nadie diga la verdad más aún
en estos tiempos descabellados y absurdos.
Soy yo mismo aún, sin descubrirme, aún
queda algo de pueril y de ángel, también de bestia y basura.
Aquí comienza el camino de vuelta.